lunes, 21 de mayo de 2007

La parida de la paridad

Por si no tuviéramos suficiente con la paridad que se quiere imponer en los órganos de gobierno de las universidades con la reforma de la LOU, por si no nos bastaba con oír hasta la saciedad las variantes de los “jóvenes y jovenas” que traicionan la norma de la lengua española que establece que el masculino en plural abarca también al femenino…ahora también nos quieren imponer la parida de la paridad en los partidos políticos.

He oído comentar con sorpresa que, dado que la mayoría de los parlamentarios son hombres, parece mentira que ellos mismos hagan una ley que beneficie a la mujer. Y digo yo: ¿qué hay más machista que una ley que se basa en el supuesto de que la mujer es incapaz por sus propios medios de hacerse valer y necesita una ley que la aúpe a determinados cargos? ¿Qué hay más humillante para una mujer que saber que es ministra para cubrir un cupo establecido para socorrer a esas “pobrecitas” mujeres?

Basta ya de hipocresía, basta ya de cinismo. La verdadera igualdad consiste en que el sexo no sea un factor preponderante a la hora de evaluar la capacidad de una persona. Es igualmente legítimo que dos mujeres sean mejores que dos hombres, que el que dos hombres lo sean respecto de dos mujeres.

Pero que no se pongan a lloriquear los empresarios madrileños, que con la nueva ley de identidad sexual pueden cambiar su nombre y su sexo a efectos legales sin necesidad de operación de ningún tipo. Ahora podremos ver a un digno alto ejecutivo viril, con su traje, con su corbata, que nació hombre y que morirá hombre, llamándose Milagros para conservar el puesto que se ganó por su trabajo y que un gobierno buenista considera que no merece por ser hombre. ¿Acaso no es esto discriminación?

Señor presidente, si no se le ocurre nada nuevo que hacer para desunir a los españoles, déjese de tonterías, déjese de maquillar la palabra discriminación, que por ser injusta nunca podrá ser positiva, y ocúpese de esa gran nación que es España, de ese gran pueblo que somos los españoles y que no nos sentimos representados por usted. Gobierne para todos y cada uno de los españoles, y no para todos y cada uno de sus intereses personales.

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